Sin mascarilla. Día 60. Un ángel.

El sesenton protestaba airado porque llevaba esperando más de 20 minutos con una urgencia propia de un presidente USA por ordenar un ataque estratégico contra la Guayana holandesa.

Salio de la puerta del cuarto de curas una señora que bien rondaba los muy ochenta y los 100 kilos. Andaba ayudada por ella, quién en el sobaco llevaba fonendoscopio y manguito de presión, crisis hipertensiva, al mismo tiempo tiraba del carro de la compra. Buscaba donde atenderla, sabiendo que iba para rato y el atasco que se estaba produciendo.

Ella es un metro sesenta de profesionalidad, servicio y humanidad. A veces la miro con recelo pues mi espíritu mercenario no casa con quien pese a todo, sigue mostrando esa dedicación.

Me encanta ver y escucharla en acción que tanto me recuerda a mi chica, esa capacidad de respuesta y ordena y mando que de seguro han aprendido en una vida anterior como sargento de los marines U.S.A.

Oh! Si, me gusta conocer ángeles.

Sin mascarilla. Día 58. Hacerse un calvo.

Hacerse un calvo habitualmente se refiere a bajarse lo pantalones y ropa interior y enseñar públicamente nuestras redondas posaderas. Pero no pensaba está mañana en ello, sino siguiendo el ejemplo de la ministra Calvo, buscarme como ella, una supervisión de obra pública a, casualidad, 300 metros de su casa en Córdoba y con todas las de la ley, la suya, saltarmev el confinamiento en Madrid o Euskadi, que el finde pinta bueno.

Quisiera saber que de malo tiene Madrid para las ministras el finde, primero Celaa, luego Calvo …

Pensando, a lo mejor creo que sí voy a hacer un calvo a todos y todas que creen que la Ley y norma es algo que solo incumbe al vulgo.

Sin mascarilla. Día 56. A vueltas con el confinamiento.

Hasta hace unos días pensaba como algo improbable la posibilidad de un nuevo confinamiento pero gracias al buen trabajo en esas encantadoras COVID party de jóvenes y maduros, de esas terrazas sin distancias que el roce hace el cariño, de esas mascarillas a la moda del mentón o de lo imprescindible de la paella en familia con suegra , sobremesa y cigarrillo….y así, de forma tan laboriosa e incluso germánica, podemos volver a esos encantadores momentos de terraza solidaria.

Lo malo es que estamos en Otoño y nuestra latitud no es la de Canarias, con lo que esas tiernas escenas de balcón que tanto gustaron, son poco apetecibles.

De momento y encantado con perder mis vacaciones en Lanzarote me cago en la p.m. de chavales en el parque con su tierno botellón, locales de bares que pasan de la corrección de la mayoría de hosteleros, negacionistas, autoridades poco autorizadas, mayores con la mascarilla protegiendo el mentón, tan sensible el pobre, sintomáticos que heroicos escapan como prisioneros de Alcatraz del aislamiento dictado y tantos estúpidos etcétera.

Sin mascarilla. Día 54. Una morena y una rubia.

Uno, se levanta algo frustrado al llegar a la conclusión de no tener ningún adorable tatarabuelo guanche al que cuidar para así poder justificar salir de vacaciones a Lanzarote como tenía programado y que nuestro lehendakari ha anulado en un indelicado decreto en BOPV.

Sin embargo cada día tiene su afán y en el desayuno he tenido el placer de ser visitado por dos mujeres que reúnen belleza, clase y encanto. Y así es la vida..

Claros y oscuros, en una graduación variable que nos enseña cómo lo bueno y malo también pasarán. La observación negativa o positiva en exclusiva son solo matizaciones que dependen de nuestro estado de ánimo.

Aprendamos pues que si Garitano no nos gusta, terminará por ser cesado por el Athletic, solo basta esperar o que sí la barba de Casado nos parece inadecuada, llegará un día en el que será afeitada.

Centrémonos entonces, como decía la alucinada y alucinante Santa Teresa, en cada día y su afán.

Sin mascarilla. Día 53. Y si…fue penalti.

Tras un hermoso paseo, vermú y comida en la bella Castro, estuve viendo en un local el derby Barça- Madrid .

Tras una entretenida primera parte surgió la necesaria polémica para que los futboleros pasen entretenidos la semana.

Consulta al VAR y penalti pitado por agarrón en el área. Unos en la cafetería decían » lo de siempre..el equipo del Gobierno » jope lo del Madrid si que es un misterio, me dicen, ha sido el equipo de Franco y luego de Suárez, González, Aznar, Zapatero, Rajoy, Sánchez…y visto lo visto, lo será de Iglesias, Casado, Abascal y hasta de Rubén Gutiérrez, presidente de LxE y quién llegará a la Lehendakariza cuando Nadal consiga su 56 título en Roland Garros.

La verdad que los merengues tienen secreto o habilidad con el solo parangón de Jordi Hurtado para mantener su programa pese a los cambios en la dirección de RTVE.

Fue penalti, si, pero esos penaltis no se pitan, hay en todos los partidos…me dicen los culés y bien, me recuerda el argumento al esgrimido por Echenique cuando condenado por no dar de alta en la seguridad social a su asistente domiciliario, se excusa diciendo que es algo común establecer una relación laboral ilegal con las personas que asisten en domicilio.

Si, querido caballero, no se pita, pero es penalti.

Dedicado a Mariano, gran tipo, pero con un mantenido nivel de anticuerpos anti Madrid y anti Arenas de Getxo.

Sin mascarilla. Día 44. Pesadilla en Halloween 🎃.

Me he levantado sudoroso y he tropezado ya en suelo con Zuri que se ha revuelto enfadado por interrumpir su sueño.

No suelo tener pesadillas. Ni sueño ligero, duermo como un tronco e incluso ajeno a los codazos y alguna patada cariñosa de mi compañera de cama y vida, cuando interpreto a mi aire, los sonidos de la tormenta que ella, de poco oído, considera desagradables ronquidos.

Pero está noche ha sido diferente. Joselito, compi de tantas golfadas, y yo. Éramos dos niños pero con cabeza de adultos, la suya es muy fea por cierto, e íbamos disfrazados. El de político con su traje y una bolsa, para los caramelos o para cualquier otra prebenda y yo de policía municipal chulito y con porra.

Llamábamos a los timbres de las casas, uno encima de otro, ya que, recuerde, éramos niños y no llegábamos a la altura del llamador. Nadie abría pero sabíamos que alguien miraba por la mirilla y se mantenía mudo sin querer abrir.

Nosotros gritábamos » mascarilla y distancia social o confinamiento «.

Pero nadie, nadie respondía…

Sin mascarilla. Día 43. Ahorrar con las mosquiteras.

Soy un manirroto. Es lo que me dice la mujer y por tanto no voy a dármelas de moralista, pero aveces, hay cosas…

Leo, cómo Patrimonio gastó 8.000 euros en mosquiteras para la Residencia de Doñana, pues el Presi quería protegerse durante sus vacaciones allí, de la picadura del mosquito del Nilo, que mire, tenga un hombre de su porte, miedo al mosquito, ni que fuera el protagonista de la novela muerte en el Nilo.

Bueno, también le quitaba el sueño tener de socio a Iglesias y luego se le ha pasado. Podían haber esperado antes de gastar por si acaso o, puestos, aprovechar las mosquiteras del Emérito que viviendo fuera de casa, más que posible no se llevase consigo las del safari de Boswana.

Como diría mi Ana, cuando se peina con la raya en medio y se pone unas gafas que tanto me recuerda así a la Alcaldesa. Manirrotos.

Sin mascarilla. Día 40. Todos eran mis hijos.

Así es el título de esa fantástica obra de teatro de A. Williams que descubrí en los añorados estudio 1 de la TVE.

Este pudiera ser también un buen titulo para la demanda entre Miguel Bosé, que ha pasado de amante bandido a el tío del Conde Drácula sin mascarilla, y su expareja, acerca de la patria potestad sobre sus cuatro hijos.

Dos de ellos engendrados, vía vientre y óvulos de alquiler, por Bosé y los restantes por Arturo, su ex. Al final vaya usted a saber cómo se dirime de a quien y como corresponde paternidad. Si en atención a la biología o bien a la convivencia.

Un lío al que debemos a empezar a acostumbrarnos dado que cada vez son los vientres de alquiler, las implantaciones de óvulos o la donación anónima de esperma, más frecuentes.

Ya no cabe la sospecha que tu hija con sus orejas de soplillo, sea la hija del repartidor del butano. Ahora lo cierto es decir que todos bien pudieran ser mis hijos.

Sin mascarilla. Día 39. A la jaula..

Y no es que me encuentre en el Planeta de los simios y me exhiban como » animalis repelusis » unos monos evolucionados sino que vuelvo a la jaula del campo de Gobela.

Son siete meses sin entrar a un campo de fútbol y mucho más desde la última vez que visite Gobela , pues la temporada pasada sufrió el Arenas jugar en Fadura, la sede del eterno rival, al que no considero como tal pues amo lo guaito al menos hasta las próximas elecciones y por otra parte no se puede considerar rival a quien por historia y categoría milita en otra, muy digna, división a galaxias del histórico.

Se vuelve a la jaula donde alguno modo está presente el coraje de quién participó en el juego o las alegrías y muchas frustraciones de quién con lluvia o sol, acudió a su tribuna.

Hoy lo hago como Jefe Médico del club, este parece mi año de nombramientos pues también me han incorporado la vicepresidencia de un partido politico, como todavía faltan meses del 2020 no es descartable sea nombrado fallera de honor, tiempo al tiempo.

Día 38. Sin mascarilla. Lo que el viento se llevó.

Lo que más me fascina de la película que hoy es considerada como racista, cosas de la revisión histórica, es la actitud de Scarlett, que cuando todo parece derrumbarse alrededor, sigue adelante con valor, picardía y determinación.

En estos malos tiempos, no digamos los peores pues vete a saber lo que nos vendrá, hemos perdido mucho de lo que teníamos y no sólo en lo económico o sanitario, sino posiblemente más grave, en lo humano y social.

Nos empujan hacia una endogamia del círculo más próximo que nos aísla y favorece la indiferencia y cuando no, también el rechazo al otro. La exacerbación de lo individual y eso favorece nuestra indefensión sobre la autoridad, el poder o la manipulación.

Pero tal como representa Scarlett, me niego a sentirme derrotado por ello. Recuperar lo perdido no es una quimera imposible, depende de una actitud positiva.

No permitamos que esto, que también pasará, nos haga retroceder en valores humanos, derechos laborales o solidaridad social.