Desierto, semidesierto o ruta volcánica, son lugares donde puedo encontrarme bien a gusto. Sencillamente desnudos, el minimalismo de la Naturaleza. Poca distracción hacia afuera y excusa para mirarse dentro, para bien o mal que nunca se sabe.
Descanso de la vida social, quitarse la careta teatral y no intentar satisfacer, ser aceptado o mostrar un rol social. Fuera ropaje de convencionalismos, supuestos y lo políticamente correcto que termina por adormecer la conciencia individual.
Desnudo a este cielo sin tacha, sacudido por el aire seco y helador del Cierzo uno va sintiéndose limpio de desórdenes y con ciertas ganas de volver, al menos me parece que Zuri echa en falta su butaca tras tanto ir y venir.
Y yo la mía.
